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Todavía es posible viajar a un país donde la tradición no se busca, sino que se encuentra en cada uno de sus rincones. Considerada como la "síntesis cósmica del mundo", Bolivia es uno de los 8 países con mayor diversidad del planeta. Por este motivo Bolivia no es un país para turistas, es un destino para viajeros, para ese tipo de personas que desafían las preconcepciones, traspasan los límites de su propio mundo, buscan enriquecer su espíritu con el contacto con otras gentes y culturas, se interesan en profundidad por la naturaleza y la vida animal, y vibran con las fatigas de una aventura. Son viajeros que buscan lo auténtico y en Bolivia ¡Lo auténtico aún existe!
TURISMO CULTURAL EN BOLIVIA
Tocando el Cielo: Lago Sagrado, Montañas y Glaciares
Cerca de las nubes, rozando las estrellas. Tocando el cielo. Así llamamos a esta zona del Altiplano, bañada por las aguas sagradas del Titikaka y al pie de majestuosos picos de los Andes. En ella destacan La Paz, la ciudad del “cielo estrellado”, el antiguo Tiwanaku y una sucesión sin límite de altísimas montañas y espectaculares glaciares.
La Paz
La Paz es la ciudad más importante de Bolivia. Situada a 3640 metros de altitud, se considera también la capital más alta del mundo. Es una metrópoli de calles empinadas y singulares características topográficas desde la que se puede divisar el majestuoso Illimani. En La Paz, la ciudad andina de origen aymara más importante, lo antiguo y lo moderno se conjugan a la perfección. La modernidad de sus amplias avenidas convive con la diversidad étnica y costumbrista de la población. La arquitectura colonial y republicana se muestran intactas junto a las nuevas edificaciones, símbolos del progreso de la ciudad. El centro original de la ciudad es la Plaza Murillo y todos sus alrededores nos transportan a la época colonial. La calle mayor, una amplia arteria construida sobre el lecho del rio, es conocida como El Prado. Cerca se instalan múltiples mercados indígenas – la mitad de la población es descendiente de pueblos originarios – que llenan las calles de puestos donde se vende absolutamente de todo, convirtiendo este lugar en el más pintoresco y vital de la ciudad. En pleno casco viejo y rodeado de calles coloniales se encuentra el Mercado de las Brujas, donde se pueden obtener los elementos curativos y tradicionales de la cultura Kallawaya.
Teleférico
Mi Teleférico, permitió la conexión efectiva de la ciudad de La Paz a una altura promedio de 3600 msnm que posee una intrincada topografía, rodeada de cadenas montañosas y ríos diversos con la ciudad de El Alto asentada en una planicie ubicada a 4100 msnm, reduciendo tiempos y costos de viaje.
El servicio permite transportar bicicletas pagando un pasaje extra.
Desde su inauguración Mi Teleférico se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de ambas ciudades, ya que es la red de teleféricos más grande de todo el mundo.
Valle de la Luna
Muy cerca de La Paz se encuentra este lugar perturbador, un valle famoso por su insólito aspecto lunar. La erosión ha ido formando un exótico laberinto de pequeños desfiladeros, afilados pináculos y sorprendentes estalagmitas. El resultado es una zona de extraña y enorme belleza que se ha convertido en una vía de escape para muchos de los habitantes de la capital.
Los Yungas
Una bellísima zona de transición entre el frio y seco Altiplano y las tierras bajas de la Amazonía. Gracias a su lluvioso clima, una gran variedad de frutas tropicales, el café, la caña de azúcar el cacao y la coca crecen abundantemente durante todo el año.
Altiplano
Una extensa planicie con elevaciones transversales y longitudinales, situada a más de 3500 metros de altura y con un área de más de 100.000 kilómetros cuadrados. Es una cuenca hidrográfica cerrada e influye en todo el clima del país. Su predominio geográfico es tal que Bolivia es conocida como el “País del Altiplano”. No resulta raro ver pastando en sus inmensos prados naturales rebaños de ovejas y llamas.
Lago Titikaka
No es exagerado afirmar que ninguna otra forma creada por la naturaleza está rodeada por más mitos y leyendas que el Lago Sagrado Titikaka. Entre ellas, la que cuenta como sus aguas, refugio del Sol y de la Luna, quedaron por muchos días en la oscuridad, precisamente durante un diluvio, en el que todos los dioses de la creación se encontraron. Otro mito, sostiene que el Lago, “La madre de todas la Aguas”, se formó con las lagrimas que derramó el Dios Sol cuando los Pumas devoraron a sus Hijos. El Titikaka es el lago navegable más alto del mundo (3810 metros sobre el nivel del mar) y el mayor de Sudamérica (8300 kilómetros cuadrados). El influjo de este lago hizo que se asentaran, tanto en sus riberas como en sus islas, sucesivos grupos humanos que dejaron valiosos vestigios arqueológicos, como los que se puede apreciar el las Islas del Sol, de la Luna y en la península de Copacabana. El lago tiene 36 islas y sus aguas son increíblemente claras. Tanta belleza ayuda a comprender el significado místico que siempre ha tenido. Las islas del Sol y de la Luna se consideran el lugar de la creación de la cultura Inca. Fue allí donde el Dios Blanco Viracocha y los primeros Inca Manco Kapac y Mama Ojllo hicieron su aparición mística. Los aymaras y los quechuas aún aceptan estas leyendas como hechos, por lo que consideran estas islas como verdaderos lugares sagrados. La isla del Sol presenta obras arquitectónicas de le época precolombina. En la Isla de la Luna, solo habitaban las escogidas o vírgenes del Sol. Sus viviendas todavía conservan un tratamiento especial, sutil y hermoso, con sus puertas orientadas hacia el monte nevado Illampu y son el testimonio real del esoterismo indígena. Situada entre dos cerros que ofrecen impresionantes vistas del lago se encuentra la ciudad de Copacabana. Su principal atractivo reside en su Blanca y enorme Catedral, construida entre 1660 y 1678. Otras Islas importantes son las de Suriki y Calauta desde donde, según cuenta la leyenda, nacía una red subterránea que enlazaba la isla con la capital del Imperio Cusco en Perú. Deslizarse por sus aguas en una Balsa de totora, embarcación sorprendente por su alta resistencia e impermeabilidad a pesar de estar elaborada con juncos (Totora), es una experiencia que le hará vivir sensaciones realmente mágicas. Sus habitantes, descendientes de los aymaras, mantienen intactas tradiciones y bailes autóctonos.
Tiwanaku
Conocida como la “Cuna del Hombre Americano”, Tiwanaku es la capital de la cultura Tiwanakota que floreció unos tres siglos antes de Cristo. Se encuentra a 72 kilómetros de La Paz, cerca del Lago Titikaka. Los restos de esta antigua civilización permanecen en forma megalítica, con inscripciones simbólicas que todavía no han podido ser descifradas. La calidad de su trabajo en piedra y de su cerámica y , especialmente, la técnica de ingeniería hidráulica utilizada, han hecho que estas ruinas se consideren como las más importantes en la evolución de las culturas andinas. El origen de esta civilización, cuyas ruinas han sido restauradas en parte, se halla envuelto en el misterio. Algunos consideran que es la máxima expresión de la cultura aymara y otros que fue el refugio de los atlantes. Incluso hay algunos que la hacen aparecer como el resultado de grandes migraciones asiáticas que levantaron allí su metrópolis. Según estudios realizados por arqueólogos, se calcula que vivieron allí alrededor de 1500.000 habitantes más que en cualquier ciudad del mundo en esa época. Entre sus atractivos destacan las pirámides de Akapana y Puma Punku, El Templete Semisubterráneo, la famosa Puerta del Sol, el Monolito Ponce y los templos de Katantika, Putuni y Kerikala que ocupan unas 30 hectáreas excavadas.
Riqueza Colonial: Plata y Dinosaurios
Consideradas como Patrimonio Cultural de la Humanidad, Sucre y Potosí constituyen el eje de esta región donde la herencia colonial, el pasado histórico y, por supuesto, los vestigios de los antiguos centros mineros productores de plata, componen su principal atractivo turístico, al que se le añade la posibilidad de contemplar zonas naturales de increíble belleza y poblaciones autóctonas que le acercarán a las tradiciones y costumbres populares.
Sucre
Capital constitucional de Bolivia, Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad y Ciudad Monumento de América. A sucre no le faltan calificativos que resalten su inigualable belleza colonial. Fundada en 1538 con el nombre de La Plata, es ahora capital oficial del país. En 1776, el nombre de la ciudad pasó a ser el de Charcas. Durante el periodo colonial, se convirtió en el centro más importante del imperio español, en esta zona de Sudamérica. El 6 de agosto de 1825, se declaró la independencia y se creó la nueva república de Bolivia, nombre inspirado en el del Libertador Simón Bolívar. El nombre de la ciudad pasó a ser el de Sucre, desde su fundación y hasta hoy, la ciudad se ha caracterizado por su capacidad de creación artística y su afán por reunir los mejores exponentes del arte nacional e internacional, como lo demuestran la cantidad y la calidad de monumentos y obras de arte existentes en ella. Importantes instituciones como el Arzobispado de La Plata, hoy Chuquisaca; la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de4 Chuquisaca; el asiento de la Audiencia de Charcas, primero y después del Gobierno de la República, y la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, atrajo, por las exigencias del desempeño de cada una de sus respectivas funciones, a numerosas personas influyentes y de gran cultura, que crearon y definieron el espíritu de la ciudad. Situada a 2830 metros de altitud, Sucre es hoy una apacible ciudad de más de 300.000 habitantes. Hasta finales del siglo pasado, además de ser la capital del país era sede de gobierno; tras el triunfo de los liberalistas, dicha función se traspasó a La Paz, y Sucre conservo tan solo la condición de capital de la República donde aún alberga la sede del Tribunal Supremo de Justicia. Su carácter de capital constitucional queda aún más marcado por la presencia de la Universidad de San Francisco Xavier, una de las más antiguas de América. Como en tantas ciudades de América, la Plaza Mayor es el corazón de Sucre. En ella se encuentra la Casa de la Libertad, uno de los edificios con mayor valor simbólico del país, ya que en el se firmó la Declaración de Independencia. Ahora alberga un museo que exhibe objetos históricos de la época. Alrededor de esta plaza también se halla la Catedral, que data del siglo XVI. Otras edificaciones religiosas como la iglesia de La Merced, la de San Francisco, la de San miguel y la de La Recoleta, son verdaderas joyas arquitectónicas que de ninguna manera hay que pasar por alto.
Dinosaurios
La zona de los alrededores de Sucre tiene un alto valor paleontológico. A pocos kilómetros de Sucre, se pueden encontrar las huellas de dinosaurios de Cal’Orcko que constituyen una verdadera zona de atracción científica, son sus más de 20 tipos de huellas diferentes ubicadas en piezas de rocas de más de 800 metros de largo y 60 de alto. También las encontramos en el Farallón de Orepajla y en los alrededores de la población de Quila Quila.
El Mercado de Tarabuco
A 65 kilómetros de Sucre se encuentra uno de los mercados más típicos de los Andes. A pesar de que el pueblo de Tarabuco se construyó por razones estratégicas – bloquear el paso a las expediciones de los indios Chiriguanos -, hoy en día es famoso por su mercado y sus habitantes, que conservan intactos sus particulares rasgos étnicos de rostro fino y alta estatura. La feria dominical tiene lugar en el centro del pueblo y atrae a los indios de los alrededores. Todos ellos lucen poncho de color rojo oscuro con rayas y sobre su cabeza reposa un casco de cuero cocido (montera) que imita al de los conquistadores.
Potosí
Situada a más de 4000 metros de altura, la ciudad de Potosí es una de las más altas del mundo. Su historia está estrechamente ligada a la de la plata. En el siglo XVI, era uno de los lugres más desolados de las estribaciones de Los Andes. Sin vías de comunicación ni ninguna agricultura organizada, se enclavaba en un mundo recién descubierto y hostil. Pero allí estaba aquella montaña de plata que produciría el milagro económico que transformaría profundamente la economía de Europa. Una de sus grandes atracciones es el legendario Cerro Rico de Potosí, que domina la ciudad y ha estado en continua explotación desde 1545. Aún hoy en día se extrae plata de él. El cerro tiene más de 5000 bocaminas y socavones, muchos de ellos conectados entre sí. La plata dio origen a la “Casa Real de la Moneda” que es, sin duda, el edificio más importante de la arquitectura civil Colonial de Sudamérica. Su construcción se inició probablemente, en 1750 y duró 23 años con un enorme costo económico. La Pinacoteca, la colección de muebles, de tejidos, de trajes regionales, de numismática, de antropología ofrecen al visitante y al estudioso numerosas oportunidades culturales. Son notables las maquinarias de laminación de plata, con sus tres conjuntos de engranajes de madera, que fueron traídas desde España, donde aún pueden hacerse las famosas monedas de plata, así como las enormes vigas de cedro que soportan pisos y techumbres y la cúpula elíptica donde se encuentra el horno principal de fundición de plata. También destaca por el archivo donde se guardan más de 80.000 documentos relativos a la vida potosina. A finales del siglo XVI, Potosí llegó a ser la ciudad más poblada del planeta. Se estima que, durante la colonia, el centro minero aportó con más de 50.000 millones de dólares a España, a través del raudal de plata extraído por sus habitantes. Los historiadores calculan que, durante los tres siglos de la colonia, ocho millones de africanos e indios perdieron la vida en estas minas. Recorrer las calles estrechas de la Villa Imperial resulta una auténtica maravilla. Parece que, en las torres de sus iglesias, el tiempo se ha detenido. No es extraño que la UNESCO, en 1987, la nominara Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, confirmando su “valor excepcional y universal que debe ser protegido como un bien de todos y cada uno de nosotros”. El casco antiguo es la reproducción exacta de una ciudad española del siglo XVI.
Modernidad e Historia
La modernidad y la historia se dan la mano en esta zona que comprende la ciudad de Santa Cruz y sus alrededores, donde destacan las Misiones Jesuíticas.
Chiquitanía y Misiones Jesuíticas
En la maravillosa región de Chiquitos prosperaron, en la época precolombina varias tribus selváticas que fueron evangelizadas por los misioneros de la Compañía de Jesus, levantándose poblaciones españolas en medio de una densa selva. Estas misiones conocidas como Chiquitanas fueron fundadas entre 1691 y 1767. Enclavadas en plena selva boliviana, las Misiones Jesuíticas han perdurado a través el ltiempo y han quedado como un valioso legado de la época colonial. Las iglesias que se erigieron en plena jungla constituyen una de las más altas expersiones del desarrollo cultural de la América Latina. Los Jesuitas enseñaron a los aborígenes las técnicas del trabajo de la madera, pero estos no solo las aprendieron, sino que las superaron con creces. El resultado fueron maravillosos templos como San Javier, Concepción, San Rafael, San Miguel, Santa Ana y San José de Chiquitos, declarados por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad. La Misión de la Concepción fue fundada en 1706 y restaurada en 1978. Hasta 1982 fue la sede del Vicariato Apostólico Ñuflo Chavez. Modernidad e Historia La modernidad y la historia se dan la mano en esta zona que comprende la ciudad de Santa Cruz y sus alrededores, donde destacan las Misiones Jesuíticas. Chiquitanía y Misiones Jesuíticas En la maravillosa región de Chiquitos prosperaron, en la época precolombina varias tribus selváticas que fueron evangelizadas por los misioneros de la Compañía de Jesus, levantándose poblaciones españolas en medio de una densa selva. Estas misiones conocidas como Chiquitanas fueron fundadas entre 1691 y 1767. Enclavadas en plena selva boliviana, las Misiones Jesuíticas han perdurado a través el tiempo y han quedado como un valioso legado de la época colonial. Su valor se manifiesta principalmente en la arquitectura de sus templos, de estilo barroco mestizo, adornados con pinturas murales, altares dorados y preciosos retablos tallados en maderas doradas, púlpitos, cajonerías e impresionantes columnas. Las iglesias que se erigieron en plena jungla constituyen una de las más altas expersiones del desarrollo cultural de la América Latina. Los Jesuitas enseñaron a los aborígenes las técnicas del trabajo de la madera, pero estos no solo las aprendieron, sino que las superaron con creces. El resultado fueron maravillosos templos como San Javier, Concepción, San Rafael, San Miguel, Santa Ana y San José de Chiquitos, declarados por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad. La iglesia de San Javier construida en 1692, está considerada como la primera misión de la zona. Su ornamentación con columnas talladas y dibujos en tonos amarillos y café sobre la madera resulta asombrosa.
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